jueves, 2 de febrero de 2012

Uruguay Natural

Se terminó enero. El mes en el que cada año estalla el verano! De la misma manera que cada dos por tres revientan los barcos coreanos en el puerto de Montevideo, la temporada estival explotó un año más en nuestro bendito país.
Y siendo extremadamente fieles a nuestra idiosincrasia, no nos queremos perder absolutamente nada de lo que ocurre en la estación más importante.
Es que el uruguayo ve que se viene el calor y quiere estar en cualquier punto del país, menos en el lugar de su residencia. Y en lo posible que sea bien cerca de la playa. O de un río, o un arroyo, que bien sabemos no pueden ser considerados playas porque si no hay olas en el agua no se le puede decir playa.


La gente de Artigas descubrió este verano una nueva definición
a la frase "Estamos en el horno"


La frase "Primera Quincena de Enero o Muerte" perfectamente podría adjudicarse a todo uruguayo que se precie de tal. Yo diría que es nuestro buque insignia. Hacemos lo imposible para que el jefe nos habilite nuestra licencia para esa fecha. Somos capaces de, unos meses antes de pedirla, llegar en hora, cumplir nuestras obligaciones al 100%, estar de acuerdo con todo lo que diga el patrón, y todo tipo de alcahueteada que se nos ocurra. Todo sea por poder irnos de vacaciones en esa fecha.
Como si a partir del 16 de enero comenzara el invierno polar como el que se vive en la Antártida.
Tenemos en nuestra mente que si no salimos en esos días ya no son vacaciones. Y si no me creen, pregúntenle a cualquier persona. Van a ver las reacciones en sus rostros. Si salen en la primer quincena de enero, su rostro irradia alegría, felicidad, excitación. Hasta cierto grado de depravación podremos llegar a encontrar. Pero si llega a salir después, un dejo de amargura invade el rostro y las palabras del individuo. Ya no es el mismo. Seguramente no disfrute sus vacaciones, y le encuentre el lado negativo a todo lo que le suceda.


No salir de licencia la primer quincena de Enero puede provocar en el trabajador 
severos casos de depresión, según estudio del M.S.P.


Los balnearios esperan con ansias esta época. Se desesperan cuando llega el verano, porque saben que el turismo es lo que les va a permitir sobrevivir el resto del año.
¿O me van a decir que alguien va a Aguas Dulces en pleno julio? Ni de casualidad!
Por eso todos, desde el almacén más pequeño hasta el supermercado más grande, aprovechan la llegada masiva de turistas para maquillar un poquito los precios de sus productos. Ni hablar de restaurantes o locales de comida rápida, que perfectamente podrían acompañar la frase "buenos días/buenas noches" con "vino preparado para sufrir un asalto?"
Ojo, tampoco nos podemos olvidar de las personas que poseen casas en los distintos balnearios y que ven en el verano la posibilidad de sacar el usurero que llevan dentro, cobrando sumas disparatadas por lugares que ni siquiera serían considerados dignos para usarlos como criadero de cerdos.


Uno de los pocos ranchos de Punta del Diablo que no fueron derrumbados.
Además de pedir fortunas por él, no creo que sea conveniente prender un fuego en una casa
con el techo de paja.


Sin ir mas lejos, para este año el alcalde de La Paloma, Alcides Perdomo, lanzó una iniciativa bastante polémica. El mismo que anteriormente quiso prohibir que las promotoras fueran modelos de agencia (cosa anti-natural ya que le impide al hombre deleitarse con la belleza de las muchachas, le impide a ellas trabajar y le impide al resto de las mujeres criticarlas tildándolas de atorrantas y a los hombres de babosos) lanzó una campaña titulada "Que no te cobren como a un turista". Consistía en otorgarle tarjetas a los residentes de la localidad para obtener beneficios en sus compras. Una idea un poquitín estúpida, teniendo en cuenta que el balneario vive del turismo y que el mundo entero vio cómo las autoridades municipales confirman que se roba a cara de perro al turista.

Además de cobrar como si uno estuviera de vacaciones en Mónaco, los diferentes balnearios tienen dos problemas muy serios que año tras año se agravan.
Uno de ellos es el hacinamiento. Últimamente se hace imposible poder veranear en paz debido a la superpoblación que sufren. Es cierto que cada tanto los balnearios de moda varían. Primero fue Atlántida, hoy en día le toca a Punta del Diablo, pero todos, absolutamente todos están inundados de gente. Para poder reservar una casa en cualquier lado uno tiene que empezar a llamar en julio. Sino hay que ir haciéndose la idea de que va a ir a acampar a Santa Teresa y arriba de un árbol.
No se puede ir en paz a la playa a ninguna hora, porque en cualquier horario hay más gente que en el desembarco de Normandía. Ni siquiera bien temprano en la mañana, porque ahí encontramos a los jóvenes zombies que salen de bailar en un estado etílico deplorable y que no tienen mejor idea que ir a tomar sol o incluso meterse al mar.
En horarios normales no se puede ir a comer afuera. No hay lugar ni en el carrito que vende baurú. Nada. Si querés ir a cenar es recomendable hacerlo a las cuatro de la mañana, ya que los jóvenes se están yendo a bailar y el resto de los mortales descansa como Dios manda.


Atlántida, un miércoles a las 13 hs. Se comenta que entregaban números
para poder ingresar a la misma. La lista de espera era amplia.


El otro problema es la notoria escasez de todos productos de la canasta básica veraniega. Encontrar leche, bebidas frías, pan, arroz, atún, mayonesa, carne y leña es más difícil que ver a alguien que no sea hippie en Valizas.
Uno va a los comercios, sin importar la hora del día, y se encuentra con un escenario de post-guerra yugoeslava. Es como si los hubieran saqueado una horda de refugiados serbios. Góndolas vacías por doquier. No se salva ni el almacén más pequeño ni el supermercado más grande. En mayor o menor medida siempre nos va a faltar algo del surtido que necesitamos.

A pesar de todo, nosotros estamos en la misma línea del gobierno y queremos que el turismo siga creciendo. Que sigan viniendo turistas de todo el mundo a este paraíso al sur de América del Sur. Donde se sabe cuando llega el turista 3 millones pero no se pueden censar la misma cantidad de personas en cinco meses. Donde se puede seguir viendo "Ana y los siete" a pesar que el más chico de los niños ya sea abuelo. Donde nuestro lema oficial debería ser "We are fantastic"

1 comentario:

  1. Esta parte me encantó:
    "Donde se sabe cuando llega el turista 3 millones pero no se pueden censar la misma cantidad de personas en cinco meses."

    Y habrá que seguir festejando!!!

    Vaya "por ahí" y publicite su blog, igualmente siempre es dificil conseguir que la gente comente.

    abrazo

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